El Consejo Directivo de la Fundación Rodney Arismendi organizó un homenaje al artista uruguayo, Armando Germinal González Ferrando (Montevideo, 1912- Plovdiv, Bulgaria, 1981) cuyos restos fueron repatriados por nuestra institución. El acto tuvo lugar el 7 de diciembre en la Sala Cero del Teatro el Galpón. Hicieron uso de la palabra la viceministra de Educación y Cultura, Ingeniera María Simón, el Arquitecto y pintor César Rodríguez Musmanno y el Profesor Álvaro Méndez García. Finalmente se realizó el sepelio del artista en el panteón de AGADU (Cementerio del Norte).
PALABRAS DEL PROFESOR RUIZ PEREYRA FAGET
Sencillamente voy a decir que esta es una tarde muy emotiva porque, a 19 años del fallecimiento del querido escultor Armando González, sus restos físicos pueden estar de nuevo en nuestro país. La iniciativa de este trámite y su promoción han correspondido a la Fundación Rodney Arismendi. Hoy, luego de tres largos años de labor empeñosa, tesonera, concluye. Tengo que lamentar -y seguramente lo lamentan todos ustedes- que hoy acá no esté presente Alcira, quien hace 18 días se marchó a la eternidad y no pudo ver concretar este proyecto en el cual puso tanta energía.
En su realización han colaborado instituciones públicas y privadas: la Asociación de Plásticos Uruguayos, el Ministerio de Educación y Cultura, el Ministerio de Relaciones Exteriores, la Asociación General de Autores del Uruguay, AGADU, que puso a disposición el panteón para que allí reciban sepultura definitiva los restos de Gonzalito. No puede olvidarse que esta repatriación ha sido posible por haber contado en Plovdiv, Bulgaria, con la colaboración de la licenciada Ludmila Ilieva. Gonzalito falleció en Plovdiv e incluso la localización de la tumba fue problemática. Ludmila, amiga de Alcira y de la Fundación, se ocupó de manera tesonera de resolver todos esos problemas.
Por eso quiero destacar su colaboración. Hay que mencionar también al grupo de uruguayos residentes en México a cuya cabeza se encuentra Saúl Ibargoyen a quienes le cupo obtener la autorización de un familiar necesaria para correr el trámite. Sabíamos que Ofelia, la esposa de Gonzalito, había regresado a México. Este grupo de compatriotas pudo localizarla y ella extendió la autorización que hizo posible la culminación de este trámite. Voy a presentar los oradores que van a ser primeramente el profesor Álvaro Méndez, luego le va a seguir el arquitecto y artista plástico César Rodríguez Musmanno y va a cerrar el mismo la subsecretaria de Educación y Cultura, la ingeniera María Simón.
PALABRAS DEL PROFESOR ÁLVARO MÉNDEZ
Buenas tardes. Hoy es un día muy especial para la Fundación como bien decía Ruiz. Luego de tres años de intensas gestiones hoy estamos haciendo un justo homenaje al escultor Armando González, Gonzalito. Justo homenaje que trasciende también la figura del escultor porque -en esta actividad- la Fundación está a la vez contribuyendo al rescate de la memoria de acontecimientos fundamentales que ha vivido nuestro pueblo en la lucha por una sociedad justa. Y en eso cabe destacar -por ejemplo- la concreción de la Plaza Rodney Arismendi ubicada en el Cerro, como también la designación con el nombre de Carlos Chassale a una escuela de la Teja donde fue secuestrado por la dictadura aquel joven maestro.
Hoy contribuimos también a la recuperación de otro aspecto fundamental de la lucha contra la dictadura, de la resistencia, que es la faceta del exilio. Una que quizá, en los últimos tiempos, ha tenido menor difusión que otras. Y Gonzalito es el escultor muerto en el año 81 en Bulgaria, ese país que lo acogió solidariamente luego de haber estado en prisión y sufrir tortura. Hoy podemos estar contentos nuevamente de que los restos de Gonzalito están en su tierra, en tierras orientales. Pero también este día es muy especial porque es la primera actividad que realiza la Fundación sin contar con la presencia física de Alcira Legaspi. Y para los que compartimos con ella, los que aprendimos con ella, es algo que nos obliga a ser estrictos, rectos, coherentes porque así fue su vida y porque eso es lo que nos ha trasmitido a nosotros.
Y hablábamos sobre esto y decíamos: qué felicidad irse así a los 96 años con esa lucidez política, con esa permanente transmisión del legado a los demás compañeros, sobre todo a las generaciones más jóvenes y principalmente siendo coherente con una forma de pensar y vivir y trabajando hasta el último día, igual que Gonzalito en Bulgaria, a quien la muerte lo encontró proyectando la realización de una fuente pública para Plovdiv. Entonces este es un día muy especial para nosotros. Hablar del escultor para los que por nuestra edad no pudimos conocerlo, pero que de niños jugamos en el Parque Rodó alrededor de su «La niña y la paloma» –que ya no está- o en torno a su monumento a la maestra Enriqueta Compte y Riqué -que sigue estando-, nos llena de orgullo.
Ese escultor, ese artista que con sencillez logra que ese frío bronce trasmita la ternura de «La niña y la paloma» o representar en la forma en que avanza la maestra, con los dos niños casi rozándola, la idea de que va guiando, pero no imponiendo, en el camino hacia esa sociedad que Gonzalito buscaba. Pero el artista no se agota en sus esculturas porque es un artista comprometido con su tiempo, es ese artista que vive lo humano según aquella expresión que sentencia que nada de lo humano puede ser ajeno. Porque en su arte expresaba no solamente los caprichos individuales o determinados estados de ánimo sino que era un arte profundamente comprometido con lo que vivía el mundo.
Pues también crea arte político, afiches, murales, el estrado del año 1971 cuando el Frente Amplio daba su primera señal de masas. Ahí estaba Gonzalito como también estaba su «Artigas» como marcando el hito. Entonces el artista fue una vital presencia pero además hay que rescatar la figura de Gonzalito en su taller de Malvín permanentemente acudido por decenas y cientos de jóvenes y artistas de todas partes del mundo: Neruda, Siqueiros fueron algunos de los que pasaron por sus «tendidas», como le llamaba a esas tertulias de discusión. Gonzalito, un hombre, un artista que ve la sociedad y ve las injusticias de la sociedad e intenta modificarlas. Y dentro de esa concepción ingresa al Partido Comunista y va a ser miembro de su comité central hasta la muerte. Y es importante esto. Va a haber que estudiarlo. La influencia que el Partido Comunista tuvo en la cultura nacional es tremenda.
Si uno repasa las figuras del teatro, de la poesía, de la música, de la escultura, de la pintura que pertenecieron a la organización o si se detiene en la contribución que realiza el partido, el trabajo que hace hacia la labor cultural y artística desde aquella dirección colectiva -de la que formaban parte Arismendi y Massera- tiene que aceptar que esa influencia es tremenda. Y deberá ser materia de investigación para historiadores y estudiosos.Y Gonzalito estaba ahí. Por lo tanto este es para nosotros un día de tremenda importancia y de tremenda emoción porque, aunque no lo conocimos, por suerte disfrutamos, vemos, sentimos sus obras y podemos decir: Gracias Gonzalito. Ya puedes descansar.
PALABRAS DEL ARTISTA PLÁSTICO Y ARQUITECTO CÉSAR RODRÍGUEZ MUSSMANO
Buenas tardes a todos. Quería decirles algunas palabras respecto a este sentido homenaje muy merecido por Gonzalito. La U.A.P.V., entidad que agrupa a los trabajadores de la cultura en su calidad de artistas plásticos y visuales, adhiere a este homenaje que promovió y gestionó la Fundación Rodney Arismendi, logrando repatriar los restos mortales del compañero artista escultor Armando González, para nosotros Gonzalito, para su sepultura aquí, en su querida tierra.
Su compromiso con las luchas populares lo llevó al destierro en la época negra cuando la dictadura cívico-militar asoló nuestra patria. Expresamos también nuestro agradecimiento a la Intendencia de Montevideo y al Ministerio de Educación y Cultura por declarar de interés nacional y departamental la repatriación y porque -con el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores- lograron su retorno. Yo conocí a Gonzalito allá por los años 46´, 47´, como miembro de la A.I.A.P.E. , Asociación del Intelectuales, Artistas, Periodistas y Escritores en pos de las libertades y la democracia que enfrentó entonces la dictadura de Terra, el fascismo internacional, defendió a la República Española y nuestras luchas populares. Fue amigo de otro ser ejemplar, cuya muerte se recordó este año al cumplirse sesenta años de su partida: Enrique Amorin, quien a través de la Asociación Cultural Horacio Quiroga de Salto y el taller a cargo del maestro José Cífferi, impulso la cultura del medio junto a gente consustanciada con el pueblo, Carmen Garayalde, Bernabé Michelena, Armando González.
De Gonzalito importa destacar al plástico consustanciado con el tiempo que le tocó vivir. Hombre sencillo, afable, docente por encima de todas las cosas. A mi me embarga una sentida emoción en este homenaje a mi compañero de lucha y de trabajo. Juntos estudiamos la ubicación e instalación de su obra maestra, la escultura ecuestre de José Artigas, en la ciudad de Artigas. Me marcó con su ejemplo, con su conducta de vida y con su obra cuando yo comenzaba a transitar el camino de las artes plásticas. Fue un maestro de vida. Descansa en paz, compañero. Se acabó el exilio. Ya estás de regreso con nosotros.
PALABRAS DE LA SUBSECRETARIA DE EDUCACIÓN Y CULTURA, INGENIERA MARÍA SIMÓN
Para el ministerio esta es una alegría pero sobre todo es cumplir con su deber. Para el estado si hay derechos hay deberes y las personas, los parientes, los amigos, tienen el derecho a la memoria, tienen el derecho a enterrar a sus muertos y, por lo tanto, hay un deber del estado de garantizar ese derecho. Por eso digo: cumplimos con nuestro deber. Además quisiéramos homenajear un momento (porque ya fueron dichas palabras y muy bien dichas) al artista, al político, al ciudadano que fue Armando González, con sus distintas facetas que en el fondo se reúnen en una sola pieza.
Realmente no hay arte sin ideología, no hay artista sin persona. Si dividimos su personalidad en aspectos es solo a efectos de hablar, porque uno no puede hablar de todo al mismo tiempo. Pero sabemos que en esta persona, como en muchos grandes artistas, estos aspectos son parte de la misma vida, son la vida. Eligió un arte difícil. La escultura es un arte de mucho trabajo y –por todos los testimonios- se lo tomaba realmente como un trabajador, con humildad, con paciencia, con un enorme tesón y haciendo un trabajo incluso físicamente duro, cultivando una linda estética que no era la imperante en su tiempo, con una independencia de criterio a tener en cuenta porque además creía que eso reflejaba mejor sus ideas y lo que él quería trasmitir. Tiene esculturas realmente notables, que ya fueron mencionadas, como el «Basilicio Saravia», el «Artigas» que está en Artigas, «La niña y la paloma» y muchas más, que además están siendo proyectadas.
Estas evidencian una fina sensibilidad social, un compromiso constante, pero además una búsqueda estética constante. Los que saben dicen que las estatuas ecuestres son particularmente difíciles porque no se trata de hacer un caballo y una persona de forma naturalista. Se ven desde lejos y hay que, en cierta forma, reinventar el caballo para dar la sensación de realidad. Testimonio podrán dar los vecinos de Malvín porque dicen que tuvo años de años el caballo en el jardín de Concepción del Uruguay. Estas obras forman parte de la cultura de los uruguayos. Pero todo ese trabajo, en esa comisión de cultura que presidía mi querido colega Macedo e integraban varias personas que conozco, donde había encendidos debates –y eso está muy bien, eso es parte de la cultura, es pensar sobre ella- tuvo una importante influencia sobre la cultura de los uruguayos. La cultura, durante la dictadura, fue un elemento de resistencia muy fuerte.
Yo diría que de los más fuertes y es siempre, o debería ser siempre, un instrumento de transformación de la sociedad. Así entendemos estas esculturas. Como ciudadano, como militante político, merece recordarse su taller, que no era solo un taller de arte, de escultura, pues era un «taller de sociedad», un taller donde se reunía gente para hablar de lo social, de lo político, de lo cívico en general y que tuvo una gravitación importante en el nacimiento del Frente Amplio, así como muchos que no fuimos comunistas reconocemos el importante papel del Partido Comunista en la constitución del Frente Amplio. Cosa que es evidente por otra parte, que no necesita justificación. Pero aquella era una construcción difícil, una construcción que exigía humildad y si en aquel momento ese partido tal vez fuera el más organizado, debía dejar que los otros se expresaran, dejar que los otros llegaran también por sus vías. La influencia del taller era más directa con los jóvenes y con los otros artistas, pero además, alcanzaba a los ciudadanos de a pie y todo el barrio que estaba a su alrededor.
Tal vez también fuera aquel taller un «proto comité de base». Dicen que muchas veces nuestras virtudes son lo mismo que nuestros defectos y –claro- depende de como las expresamos. De Armando González hay quien dice que era de una terquedad empecinada y otros que dicen que era – y eran la misma cosa- de una perseverancia admirable. Pero la perseverancia es una virtud política cuando los proyectos políticos son de largo plazo. Quedémonos con la parte de la virtud. Esa perseverancia se notó en el arte, cultivando formas que no necesariamente eran las más de moda, las más en boga. Se notó en la política con todas sus discusiones apasionadas y en el exilio, manteniéndose uruguayo, manteniéndose conectado constantemente. Yo diría que esa misma perseverancia llega hasta aquí y llega al hecho de alcanzar reposar en su tierra. Cuando a mi me vinieron a plantear la repatriación de los restos, vinieron varios de los aquí presentes con Alcira Legaspi. Yo creo que cumplir con esta voluntad es también un homenaje a Alcira Legaspi que estaba esencialmente comprometida, con sensibilidad, con amor, pero también con una actitud política, como es natural.
Todas nuestras actitudes son también políticas. Una actitud de perseverancia, de claridad, de unidad, de la que el Partido Comunista fue artífice importante, de una acumulación de fuerzas que justamente se da con larga perseverancia y se tiene que dar desde distintos ámbitos, desde el sindicato, desde el trabajo, desde la cultura. Todo eso se une aquí, en esta persona de una sola pieza, profundamente imbuida del hecho de que la cultura no es un adorno ni un «plus» de nuestras vidas sino que es parte constituyente de nuestra humanidad. Efectivamente creemos que es así. Y si lo reciben la Fundación como uno de sus miembros, los artistas como uno de sus excelentes representantes, lo recibe también el país, lo recibe también la democracia, como un digno representante, lo recibe el estado uruguayo. Gracias a todos los que trabajaron en esto y nos convencieron.